Lo de Aurora Beltrán es una de las muchas injusticias que la industria musical de este país ha cometido. Con una carrera impecable al frente de Tahúres Zurdos la mala praxis de una discográfica acabó con una de las mejores bandas de rock español de los ochenta y parte de los noventa.
Y cuando la cantante quiso volver en solitario todas las puertas se le cerraron. Incomprensiblemente ha tenido que resistir en la sombra a base de tocar en pequeños locales, donde su talento siempre ha sido reconocido. Y ahora por fin vemos su debut firmado con su nombre, un disco en el que Aurora Beltrán se nos revela nuevamente como una de las mejores compositoras de este país.
Porque Clases de baile no es un punto y seguido en la trayectoria de la cantante navarra. Es un punto y aparte aunque claro está esta la herencia de su anterior banda, claramente en Azulada la primera canción de este álbum, y en su sensibilidad y manera de cantar sus propias composiciones.
La única pena va a ser que por estar en un sello muy pequeño enormes temas van a quedar casi en el anonimato, como el que da título al disco y single de adelanto, y el medio tiempo Silencio, ambos con la personal voz de Bunbury, la fronteriza Florecita, un recuerdo a las desaparecidas de Ciudad Juárez, o Candy baby, versión de Iggy Pop firmada a medias con un Loquillo en estado de gracia
01 Azulada
02 Clases De Baile (Con E. Bunbury)
03 Candy Baby (Con Loquillo)
04 Clases de baile
05 Walkirias (con Carmen Paris)
06 Florecita
07 Ojos Trampa
08 Silencio
09 Vida
10 Cadena de piel
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