jueves, 27 de mayo de 2010

Museo Kistner



Estaba llamado a ser uno de los grandes. Si, esta vez tenía una buena misión y por el bien de la nación no iba a meter la pata. Debía ir al museo Kistner a vigilar un cuadro que acababa de llegar para una exposición de no se qué pintor suprealista de esos que pintan muy raro y hay que interpretar lo que pintan. Mi ingenio y sabiduría están por encima de todos esos pintores chiquilicuatreros que dibujan igual que cuando eran unos bebes. Uyuyuyuyuyuyuyuyuyuyuy, pero que ven mis ojo…….. vaya pedazo de culo el de esa señorita, joer, me están entrando ganas de decirle algo, pero me da vergüenza, jijijijijijijijijijijijijijijijijij ayyyyyyyyyyyy que cosas y eso que me lo está poniendo a tiro. Venga, me atrevo, si, venga…. Uy no…. Venga si…. Pero que pedazo de culo que tiene jijijijijijijijiijijijijijijijijijijijiji vamos, que no se diga, que eres todo un hombre… uy no… que si…. ¡¡¡¡NIÑA, QUE TIENES UN CULO QUE NO CABE EN CUATRO BANCOS MUNICIPALES!!!!!!!!....Ea, ya se lo he dicho, si es que tenía un culo más gordo que la deuda de Mombassa. Bueno, a ver qué hora es… ¡Joder! Que con el culo se me ha ido el santo al cielo, que no llego a tiempo….

-Ya llega usted otra vez tarde, como siempre, ¿no, Martínez? Ahora que ha sido, ¿que una comadreja le ha cogido de los huevos y no se los soltaba hasta que le recitó el Jesusito de mi vida?
-No mi teniente, un cul….
-Si, ya, ya, una de sus excusas, ya me las sé. Anda, siga al guardia de seguridad hasta que le indique su puesto de vigilancia…. Y estese quietecito, no toque nada y sobre todo no piense, por el amor de Dios, no piense.
-No, pero si yo no, ha sido el cul que no pero ya no pensar jajajajajaja quien en su sano juicio….-joeeeerrrr, mecagonmistampa, que el teniente me la tiene jurada. Pero hoy no la voy a cagar. Por los piojillos de Bob Marley que hoy va a ser un día glorioso. Anda, que curioso, cuántos cuadros. ¿Por qué habrá tantos? ¿Un museo no es un lugar dónde se juega al mus? Es raro, no veo ninguna mesa dispuesta. Pero cuadros y monigotes raros si hay.

-¡¡¡¡CUIDADO!!!!!
--Epa yao…..uuuuyyyyyy, un poco más y se cae el monigote este…..
-¿MONIGOTE? ¿A UNA ESCULTURA DE LLICHIDA LA LLAMA USTED MONIGOTE? Sepa usted que esta escultura está valorada en trescientos cincuenta mil euros…
-Fiuuuuuuuuuuuuuu, ¿Tendrá un buen seguro no? Aunque hoy en día con el loctite se hace milagros y….
-¿SEGURO? ¿LOCTITE? ¡¡¡¡PERO ES QUE USTED QUIERE QUE ME DÉ UN ATAQUE AL CORAZÓN!!!!! Anda, anda, vaya detrás de mí y no piense, por el amor de Dios, concéntrese en lo que hace.

Otro con la manía que no piense… pero si ya lo hago, si no pienso ¿ves?, mente en blanco. Lalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalalala…me pica la polla (ras, ras, ras…)

-¿Pero qué hace usted?...
-¿Einnn…?
-Pero por el amor de Dios, no me diga que se está rascando sus partes en medio de un museo…
-Bueno, es que me pic….
-Para eso están los servicios, señor mío, uno se aguanta y va al servicio fuera de miradas ajenas, hombre de Dios. Menos mal que estamos cerca y lo voy a perder de vista por fin…

La virgen, que tío mas ciezo. Todo le cae mal. Que si el monigote, que si me rasco…ya ves tu, como si me pica otra vez voy a ir al servicio… JA… y lo cristiano que debe ser. Siempre con Dios esto y Dios lo otro. PFFFFFFFFFFFFFF jjjjjjjjjjjjjjjjjjjJJJJJJjjjJJJJJaaaaJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJ…..

-¿Pero bueno, ahora que le pasa?
-Jajajajajajajajaja Vaya bodrio…. Jajajajajajajaja ¿Quiere usted vomitar conmigo? Jajajajajaja
-Ese es el cuadro que ha de vigilar
-¿El bodrio?....
-El bodrio es un espejo, se está viendo usted reflejado
-Ah…eh…si…yo…claro…como no…un espejo…que mala cara ¿no?...
-Las he visto mejores, si. Bueno, aquí le dejo. Yo voy a seguir con mi ronda diaria. Por Dios, no toque nada, no piense, no se mueva, estese quietecito, no respire ni siquiera.
-Si, que no respire, que bueno, como si fuera esto una piscina, si, jajajajaja, ay, que muchachillo….

Bueno aquí estoy yo frente a….halaaaaaaaaa, que cosa más, más, más…que cosa más cosa. ¿Y esto cómo se ha de ver?... eso parece…parece…un coño, si, eso parece un coño todo peludo. O a lo mejor es un perro todo peludo. O un peluquín tirado en el suelo. Si, eso es mejor, porque, ¿qué coño haría un coño tirado en el suelo sin nada más que lo recubra? Quiero decir, un coño sin unas piernas debajo, no es creíble… claro que sin un cuerpo encima tampoco… a no ser que sea una de esas que los magos trocean en varias partes, pero estaría el coño en un trozo de carne, no tirado así como así, aunque ahora que lo veo desde otra pezpestiva, aquello parece una polla. O una viga. Joer, es que esto debería ser como el catálogo de Pikea, que te lo explica todo al lado. Aquí debería haber unas instrucciones para saber que cojones quería decir el autor. Cojones, claro, esto de aquí arriba son unos cojones, pero… ¿qué hacen tan lejos de la polla? ¿Sería el modelo deforme?...

-A ver,¿ permite?...
-¿Usted quién es?
-Yo soy una guía que voy a explicar este cuadro a esta excursión
-Ah, Yo es que soy el encargado de velar la seguridad del cuadro, ¿Sabe?
-Muy bien, ¿me permite?
-Si, claro claro
-Bueno, estamos ante “Boñigas en descomposición frente al cuartel de la benemérita de San Crispucio en una tarde lluviosa mientras el ocaso corta al mocoso” del insigne pintor Carlos Alfredo Sintex. Si una cosa tenía clara el autor era el elegir nombres larguísimos para sus obras, más que nada como respuesta a lo mal que lo paso en su época de estudiante al tenerse que aprender los nombres de las obras. Al ser un genio dilucidó que una manera de vengarse era esa, y así lo hizo. Es una manera más de demostrarnos su genio. En esta pintura se puede apreciar como con esos brochazos intermitentes y a la vez largos, sinuosos y a la vez sincopados, tortuosos y a su vez perifrásicos nos da a entender que en el periodo en el que la creó, los años 50, estaba demasiado enviciado con los efluvios de la trementina y el aguarrás. En la parte superior izquierda se ve claramente como una boñiga está levantando el vuelo en clara alusión al onírico mundo que rodeaba su mesa camilla. Como podrán apreciar, por todo el cuadro se ven sombreros de la benemérita, oficio de su padre. Le angustiaba tanto ese mundo que la primera multa que le pusieron, y como acto de rebeldía, no le dijo nada a su padre y la pagó, siendo aquello muy comentado en los circuitos del mundo del arte. Por supuesto, la elección del color no es casual. Siempre elige los que están de oferta en esos momentos. Por favor, síganme que tenemos poco tiempo y muchas obras de arte que comentar.

Joooeeeerrrrr, al final ni pollas, ni coños ni cojones. Boñigas. Si es que esto del arte es muy difícil. (Continuará)

miércoles, 26 de mayo de 2010

Asuntos con el Diablo



El teléfono sonó en la vieja casa. El timbre del mismo resonó por el vacio salón donde estaba situado y estuvo sonando hasta decir basta. Luis estaba dándose una ducha en aquel momento y tenía puesto un viejo Cassette de Metalica en una mini cadena que tenía en el cuarto de baño. Entre la música y el propio ruido de la ducha no oyó la llamada. Al otro lado estaba alguien angustiado, desesperado, sobresaltado. Estaba llamando desde una cabina telefónica y parecía que el mundo se le estuviera viniendo encima. Viendo que nadie contestaba, salió corriendo de la cabina.

Luis terminó de ducharse y estaba en su dormitorio mientras Metallica seguía a lo suyo. Él empezó a silbar al compás de una canción y se desenvolvió la toalla. Se miró en el espejo y empezó a meterse la barriga hacia dentro en un vago intento de disimular sus años. Soltó de nuevo la barriga y esta vez le dio unas buenas palmadas. Después estuvo manoseándose la polla para que agrandara y conseguido su objetivo se dirigió a la mesita de noche y rebuscó los calzoncillos azules que tanto le gustaba, pues sabía que se encontraban allí. En la calle estaba anocheciendo y el cielo estaba empezando a dar indicios de que iba a desatar con furia un buen temporal. Terminó de vestirse. Se echó after shave en cantidad considerable para desprender un buen aroma y terminó de odorizarse con una buena mojadura de colonia en spray. Cogió las llaves, la cartera, se dio un último retoque, apagó la mini cadena y se dirigió a la puerta de su casa. Cuando intentó abrirla vio que era infructuoso su esfuerzo, pues esta no cedía en su empeño de permanecer cerrada.
Pensó que podía estar cerrada con llave, que una vez dentro se la pudo echar sin darse cuenta, pero una vez introducida la llave se dio cuenta que no estaba echada. Se quedó muy extrañado, pensando en qué hacer y a la vez en qué había podido suceder. Se le ocurrió meter una tarjeta de crédito como había visto que hacían los cerrajeros. Lo hizo, pero del esfuerzo lo único que consiguió fue que se le partiera por la mitad. Entonces decidió llamar por teléfono a un profesional. Buscó por las páginas amarillas y llamó a unos pocos pero no le contestaba nadie. Mientras llamaba oía el tu-tu-tu de alguien que le estaba llamando. Era nuevamente la persona de antes, que cada vez que llamaba, se encontraba con el teléfono comunicando. Ello lo ponía cada vez más nervioso. Y cada vez corría más deprisa, como alertado por algo.

En la calle estaba empezando a llover y los primeros relámpagos estaban haciendo acto de presencia. Cuando Luis se empezaba a dar por vencido y a pensar que la noche ya se le había acabado se fue la luz de su casa. Comprobó el cuadro de luz, pero allí estaba todo en orden. Sería un apagón general, o al menos por su barrio. Se asomó a la ventana y vio como toda la calle estaba a oscuras mientras se empapaba del agua de lluvia. Cogió su mechero y empezó a buscar unas velas que creía conservar, pero ya no las tenía. Al rato recordó que se las había llevado su hermana porque les hacía falta para una sesión de espiritismo. Pensando en ello se empezó a reír principalmente por la candidez de su hermana por creer en bobadas como esas.

De pronto el cielo se puso blanco iluminando la estancia donde estaba Luis y dejó ver lo que parecía una sombra moviéndose. Será un coche que pasaba, pensó Luis. Pero al momento no era un coche lo que pensaba su mente, sino que ya era un ladrón lo que la ocupaba a grandes rasgos. –¿Hay alguien ahí? –dijo con voz temblorosa pero recibió el silencio por contestación. Al rato sonaron los ladridos de unos perros callejeros. Pero de indicios de que alguien más pudiera estar en el salón, nada.
Cuando más silenciosa estaba la escena sonó de nuevo el teléfono. Esta vez si iba a contestar, pero al ir a cogerlo dejó de sonar. Al otro lado seguía estando la persona que, presa de un ataque de nervios, esta vez no espero que sonara el teléfono y salió nuevamente corriendo. Corrió y corrió hasta que llegó a la vieja casa a la que estaba intentando llamar. Esta vez estaba algo cambiada porque la puerta de entrada estaba abierta. Entró y encontró a su cuñado tumbado en el suelo con la barriga perforada y ensangrentada, dejando una gran mancha de sangre en el suelo del salón. Llamó a la policía y confesó que había encontrado a su cuñado muerto por culpa de su mujer, que ella había hecho una sesión de espiritismo pidiéndole al diablo que acabara con él, pues desde que habían muerto sus suegros se había quedado la casa que pertenecía a los dos hijos y quería su mujer que muriera para recibir el dinero que le pertenecía. Que de todas maneras su cuñado era un yonqui y no se merecía vivir.

Como estaba claro, con esas acusaciones no se iba a culpar a nadie, por lo que el primer sospechoso fue el cuñado. El caso fue a parar al inspector Gálvez, un policía gordo que había perdido el interés por la justicia, pero que tenía en su equipo a un joven subinspector, Jiménez que se tomaba muy en serio su labor. En la casa no había ninguna huella y el móvil del robo quedó descartado porque Luis era más pobre que las ratas. La casa en si no valía nada, porque era muy vieja, pero el solar estaba en una calle muy céntrica y valía su peso en oro. Empezaron a barajar la hipótesis de lo sobrenatural e hicieron sesiones de ouija y grabaciones nocturnas por un equipo de supuestos expertos. La conclusión fue inconcluyente, por lo que el caso se fue dejando de lado con el pasar del tiempo.

Pero si de una cosa está llena la policía es de soplones, y un buen día llegó un tal Maraniños al despacho del subinspector Jiménez y le contó lo que a su vez le había contado un tal Jaramillo. Resulta que éste se dedicaba a cobrar a los que se excedían en el tiempo a pagar las sustancias que vendía Don Genaro, un mafiosillo conocido del barrio de la Malcarrota. Pues estaba un gordo conocido por “Jopaiflas” pero que en realidad se llamaba Luis que le debía sus buenos doce mil euros a Don Genaro. Éste harto de intentar cobrar su deuda sentenció su muerte y mandó a Jaramillo a su casa a que lo reventara a navajazos. Fue y entró en su casa con una ganzúa, dejando el cierre maltrecho impidiendo que se pudiera abrir la puerta. Esta fue la fatalidad que impidió salir con vida al pobre Luis, pues su verdugo es conocido por darle bien al aguardiente y esa tarde había tomado sus buenas veinte copas y mientras esperaba a Luis, se quedó dormido. Fue el trueno que acompañó al rayo lo que lo despertó, pues antes del rayo que iluminó toda la casa hubo una serie de otros más cortos pero con sus correspondientes truenos y uno de ellos lo despertó. Para salir de la casa simplemente le pegó una patada a la puerta.

Así fue como se resolvió el caso. Por culpa de su marido, la hermana de Luis es un poco más adinerada, pero en su barrio la miran con otros ojos. Es lo que tiene mezclarte con el diablo.

martes, 11 de mayo de 2010

Despedida de soltero



Oh, que bien me lo estoy pasando. Mi despedida de soltero está resultando genial. Se están portando todos fenomenalmente, no hay problemas. Y la semana que viene estaré casado con la mujer que más amo. ¿Qué más se puede pedir? Nada. Seguiré pasándomelo bien y dejaré de pensar.

-¡Por mis amigos!...

Al cabo de diez horas de aquel pensamiento…

Aggghhh, como me duele la cabeza… ¿dónde estoy?, espera, esto, esto, esto es un tren. ¡Que hijos de putas!... ¿Qué me habrán echado a la bebida? , ¿cómo me han dejado en un tren los muy hijos de su madre?, ¿cuánto rato llevaré aquí?, ¿a dónde se dirigirá este tren? Voy a buscar al revisor a que me aclare esto. ¿Dónde estará el revisor?, llevo ya tres vagones recorridos y no lo encuentro. Ah, ahí está.

-Buenas noches. ¿Hacia dónde se dirige este tren?
-Buenas noches. A Francia.
-¡Coño!, perdone, ¿Y por dónde estamos?
-Por Huesca. A ver me da su billete.
-¿Mi billete?, si, mi billete… esto, mi billete, je, cuando se lo explique se va a reír. Voy a buscar no obstante, no sea que… no, no, no… ¡que hijos de puta!, mi cartera… Verá, se va a reír… Yo soy el novio que se casa la semana que viene y en una despedida de solteros, vamos, la mía, pues que me han hecho una putada los amigo y me han montado al tren sin billete y sin cartera… je, je, je, je… ya le dije que se iba a reír.
-Pues sin billete no puede estar aquí. Y dice que no me puede abonar el precio del mismo ¿no?, pues lo siento mucho, pero en la próxima estación se tendrá que bajar.
-En la próxima estación… si, si, vale. ¿Qué será, Huesca?
-Huesca la hemos pasado ya. Pararemos en Sabiñanigo.
¿Qué será eso de Sabiñanigo?… bueno, espero que tenga comisaria de policía y me pueda comunicar con mi familia para que vengan a por mi.
-No se mueva de aquí, ya le diré cuando se ha de bajar.
-De acuerdo, gracias.

Al rato llegó el momento de bajar. Eran las cuatro de la madrugada y la estación estaba en la quinta puñeta del pueblo. Hacía un frio que calaba hasta los huesos y yo sólo llevaba una camisa de manga larga. Estaba aterido cuando de pronto vi a un hombre de unos cincuenta años más o menos. Iba andando encorvado y en su mano llevaba unas ramas. Me dispuse a preguntarle en qué dirección estaba la policía.

-Buenas noches, buen hombre. ¿Me puede indicar usted cómo ir al cuartel de policía de este pueblo?
-Quiá, eso está mú lejos, maño ¿En qué los necesitas?
-Es que tengo que hacer una llamada telefónica a mi familia a Madrid para que vengan a por mí. Es muy largo de explicar…
-Quiá, pá eso en te vienes pá mi casa pal teléfono y enllamas. Vente p acá, ensígueme, que en vivo cerca. Esto que enllevo es pá la chimenea.
-No quisiera molestar…
-Que enmolestia ni que ochos cuartos. Anda y ensigueme.

Y lo seguí. Lo que él decía cerca debió ser como unos cinco kilómetros subiendo montaña arriba hasta llegar a una casa de piedra que parecía llevar allí siglos y siglos solitaria como aquel pueblo al pie del valle.

-Enpasa que aquí no encomemos a nadien, lo que enpasa es que envivo sólo, ¿ensabes? No ha habío moza tó lo enbuena pá mi, y envivo mú a gusto.
-No se preocupe. ¿El teléfono?, no me ha parecido ver cables por su casa.
-Enclaro, porque no entengo ni luz, ni teléfono ni ná. Pero no te procupes, que enno te va a cer falta llamar.
-¿Por qué dice eso?
-Toma el listo, pues porque envas a morí. No, no hace enfalta que encorras pá la puerta, que la encerrao con llave. Y engrita to lo que quieras, que ennadie te va a oir.
-Maldito lunático, pero, pero, ¿yo que te he hecho?, pero si yo lo único que quiero es hacer una llamada telefónica. Y los hijos de putas aquellos estarán tan ricamente o durmiendo o bebiendo… ah, es una broma ¿verdad?
-¿Embroma? ¿emporqué iba yo a bromear? No, maño, es que te ha llegao la hora. Quería probar lo que es enmatá a un hombre porque enmatá a mujeres ya lo se ¿sabes? Y enmatá ovejas, pero un hombre, no. Y has llegao tu. Pero si no llegas a llegá tu, hubiera io a la capital a matá a un hombre. ¿Enquieres un café?
-Yo lo que quiero es que me dejes en paz. Por favor, mis padres tienen dinero. Yo me encargaré de que te paguen bien si me dejas marchar. No le diré a nadie nada. Pero por favor, déjame marchar.
-Pues yo enme voy a prepará un café.

Dios, este argumento parece sacado de novela barata. Se ha escrito sobre él hasta la saciedad, pero no me imaginaba que iba a vivirlo en primera persona. Y el muy cabrón se ha preparado un café como si tal cosa. Y esta casa no tiene una miserable ventana. Y lo mal que huele. Apesta. Él apesta. Yo mismo apesto. Que pesadilla estoy viviendo. Debe de ser un mal sueño. Otro recurso de novela barata. ¿Por qué a mí? Esto ha de ser idea del Rafa, seguro. Como lo pille, lo mato.

-¿Cómo quieres enmorir? Yo siempre enmato ajogando, pero si entienes preferencia por otra encosa, me da igual, pero ajogao es limpio, ¿ensabes?, no endejas sangre y yo tengo las manos enfuertes . Si, te voy a matá ajogao. Pero estate enquieto, leñe, no me empongas las encosas deficile.

Yo no paraba de moverme por la estancia. Le tiraba cuanto me encontraba en mi camino. No quería morir. Pero si la semana que viene me voy a casar con la mujer que más quiero… Pero en un descuido me pilló y era verdad que tenía las manos fuertes, apretaba y apretaba y cada vez me costaba más respirar, hasta que no conseguí ingresar un mísero átomo de oxígeno a mis pulmones, y al minuto vi como mis fuerzas se iban mermando, como mis brazos iban pesando cada vez más, como mi cara se desencajaba, como mis ojos se iban hacia atrás, como mi alma iba descomponiéndose en mil pedazos y en ese momento en el que el esfínter se afloja para hacértelo todo encima noté como mis pulmones empezaban a cumplir su función de nuevo, mis ojos volvieron a su posición, mi cara recuperó su forma, mis brazos dejaban de pesar y mis fuerzas se iban recuperando. Cuando pude ver a mi alrededor vi como el hombre se sujetaba fuertemente el pecho izquierdo con su mano derecha mientras estaba de rodillas en el suelo. Al momento, cayó en el suelo, pegó cuatro o cinco latigazos y dejó de moverse. Yo sin pensar en nada más que en mi libertad, le busqué la llave, abrí la puerta y salí corriendo de allí. Encontré el cuartel de policía, llamé por teléfono a mis padres que ya estaban preocupados por mi tardanza y vinieron a buscarme. Cuando llegué a Madrid mis amigos me confesaron que lo hicieron todo porque Rafa se lo ordenó, y Rafa es alguien que sabe imponerse. Lo busqué a su casa y le pegué un puñetazo en la cara. Le dije que no quería volver a verlo nunca más en mi vida y me casé. Con el tiempo llegué a olvidar la historia hasta que leí en el periódico que había una serie de asesinatos de prostitutas en Zaragoza y aun no se había podido coger al asesino. Recordé todo lo que pasé con aquel tipo e incluso llegué a pensar si realmente murió o si era él el culpable de esas muertes. Pero la verdad es que era algo que ya no me importaba. Porque yo estaba vivo. Y eso era lo que me importaba.

lunes, 10 de mayo de 2010

Paula la poetisa



Esto de ser un marginal es una mierda. Y si encima tienes amigos que te meten en compromisos, más todavía. Yo tengo una amiga que hace sus pinitos en… la verdad es que no sé cómo calificarlo; dejémoslo en garabatear páginas con poesía. Y claro, mi amiga tiene amigos que se dedican a eso mismo que de vez en cuando se reúnen para dar recitales, conferencias, en fin, escusas banales para luego comerse unos canapés regados con vino con los dineros de cualquier subvención local. Yo no me quejaría si no me metiera en sus mamonadas, pero la muy hija de su madre insiste en que debo ir con ella a esos “happenings” como le gusta llamarlos, para que me culturice y tal. Como si no tuviera bastante cultura con lo que leo y cago, que encima quiere que aguante la tabarra de esos mindundis de tres al cuarto. Siempre me he escaqueado con mil y una escusas, pero el repertorio se me ha agotado el día que ella misma presenta sus escritos. Me cago en todo, bendita la hora que se me ocurrió meterle un par de polvos a la niñata, pero se ha encaprichado conmigo y no me queda más remedio que acceder. Si después de tragarme todo este asunto no follo con ella, la mando a tomar por culo. Son las cinco y he quedado a las siete. Me queda tiempo de sobra para arreglarme. Me voy a poner la camiseta rosa que pone en letras grandes “If asshole, eat my cock”. Yo creo que es poesía, los vaqueros negros y para dar un toque intelectual me pondré las botas con las punteras de acero.

Las siete. Ding Dong.

-Hola guapísima.
-Pero, pero, ¿tu no pensarás ir así, no? ¿aun no te has cambiado, verdad?
Maldito género femenino, pensé, siempre imponiéndonos cómo o qué hacer.
-Claro, ¿no estoy bien?
-Hombre, para ir a quemar cajeros automáticos, estás cojonudo, pero para ir a mi lectura de poesía desde luego que no. Y no pienses por un momento que te voy a dejar ir vestido de esa manera tan “peculiar”, amigo, así que ya te estás cambiando.
Maldita sea, cambiarme otra vez, con la pereza que me da. -¿Y según tu, qué me pongo?
-Ponte los vaqueros azules, esos que te hacen un culo tan bonito y la camisa blanca ajustada, la que te marca pectorales.
-Si, bwuana.

El Happening de los huevos.

Bueno, ya estamos aquí. Que rara va vestida la gente. Aquí hay más camisetas de rayas que en una prisión. Y tienen que estar todos o más cegatos que un topo o ser solidarios con la causa óptica, porque todo Dios lleva gafas. Y qué curioso, ninguna es de montura metálica, todas son de plástico o como demonios se llame ese material. Y que posturas más raras tienen. Parecen modelos de un gran almacén.¿ Y por qué llevaran todas las tías bufandas? Pero si estamos en abril. Y todo Dios fuma. ¿Y por qué fruncen el ceño cuando le hablan? ¿Seguro que estoy en el planeta Tierra? ¿Y esta tía dónde cojones se ha metido? Ah, ahí está. Parece la única habitante de mi planeta. Bueno, parece que alguien se acerca al micrófono. Veremos de que van estos marcianitos.

-Hola, hola. ¿Me se oye? Jajajajaja, es broma, mis queridos discípulos de las barcas del rocío pragmadiano. Hoy es un día especial, un día en el cual nuestros amigos, verdaderos artistas de la poesía más viva de nuestro tiempo pero que seguimos en los circuitos underground porque ninguna editorial sabe apreciar el verdadero arte que brota de nuestros sentimientos más profundos, ¿verdad amigos? (aplausos) pero es en estos circuitos donde brilla el halo de luz más esperanzador que haya visto cuna alguna, nuestros bardos amigos, aquellos que por el simple hecho de sentir su arte volar por entre los oídos de los aquí presentes ya se sienten reconfortados, porque lo que es cobrar, no cobran, jajajajajaja (el público rie). Sin más dilación, que empiece a brotar el arte (aplausos).

Joder, joder, joder, que retahíla de gilipolleces que ha dicho el colega en un momento. Madre mía, dame fuerzas para aguantar este truño. Jodeeeer, ¿qué cojones es esto?, si parece una muerta en vida. Está más pálida que el papel con el que me limpio el culo. Madreeeeee, de esta fantasma no puede salir nada bueno.

-Buenas noches, hijos de la cruxificción. Como no tenemos mucho tiempo y somos muchos los que vamos a recitar nuestros poemas, voy a empezar ya. ¿Se me oye bien? (silencio generalizado) bien, voy a empezar:

Los cristales rotos me atraen
como la lechuga al caracol,
con ellos mi vida daré fin,
feliz con ellos seré pues.
Es fácil encontrarlos por doquier,
sólo has de mirar con inquietud
ya que no es mi aptitud más
que cortarme las venas con ellos

-Gracias (aplausos)

¿Pero esto que puñeta es? ¿De qué párvulo lo ha robado? Y la gente la aplaude… coño, si soy el único que no aplaude, pero vamos a ver, que soy ¿el único sincero de toda la sala? Y esta tía dónde cojones estará. Yo me voy de aquí. Al venir vi un bar donde me podré tomar trescientas cervezas que me haga olvidar este bodrio. Venga, ya sube otro. Este tiene pinta normalita. A ver con que nos sale.

-Hola, buenas noches, mi poema empieza así:

Dónde está mi cordura, dónde que no encuentro más que locura,
dónde está mi cintura, dónde que no encuentro más que gordura,
en los paseos que doy por la castellana un globo vi que se levantaba
alzado por el viento gravitaba como un átomo de materia infinita
que se consume en la profundidad de mis intestinos palestinos,
dónde está mi cabeza, dónde que no encuentro más que lefa,
los chicles son devorados con ansia transia pansia mansia,
dónde está mi cerebro, dónde que no encuentro más que cuernos.
El diccionario se come las palabras y devora los verbos y adverbios
mientras en china matan musarañas con seis patas.
Dónde está mi polla, dónde que no encuentro más que coño,
dónde está mi pie, dónde que no encuentro más que hiel.

-Gracias (aplausos)

Definitivamente yo no pertenezco a este planeta de subnormales. ¿Cómo cojones se puede aplaudir semejante vómito? Y mira, la gente le da la enhorabuena y le comenta que es un poema muy bueno, ¿pero qué coño comen esto marcianitos? Que les den por culo a todos, yo me voy al bar a ponerme hasta el culo de cerveza.

Cuando iba por la decimoquinta cerveza suena el móvil. Era Paula, que no me veía por ningún lado y que estaba a punto de leer su poema. Suspiré, me bebí lo que me quedaba de la cerveza del tirón, pagué y me fui a Marcianolandia a ver si ella era un poco más decente o igual de gilipollas que ellos. Crucé los dedos y pedí que el coño donde metí la polla fuera decente. Entré en Londres por lo ahumado del garito y me puse en el mismo sitio, al lado de los mismos notas, suspirando y esperando a Paula. Empezaron los aplausos y la coba a uno de ellos, de los marcianitos. Dios, que Paula no sea una marcianita también.

-Hola, buenas noches. Me llamo Paula y os voy a leer mi poema titulado “Corrupción”. Se lo dedico a Marcos, que ha venido acompañándome.

Tierra trágame.

Corrupción no es solo que te den dinero bajo cuerda
O mangar de las arcas de tal o cual. Corruptos sois
Vosotros, que componéis una mierda pinchada en
Un palo y os dais palmaditas en la espalda creyéndoos
Superiores.

So atajo de gilipollas. Que ya tengo contrato con una editorial porque escribo poemas de verdad. Que os den por el culo.

En ese momento no me podía creer lo que estaba pasando, y mezcla por la borrachera, mezcla por las cervezas que bebí, tenía unas ganas enormes de mear. No hice otra cosa que ponerme al lado de ella, coger el micrófono y decir:

-Hola marcianitos, soy el Tomás que ha venido acompañándola. Y me meo en todos vosotros. Y me saqué la polla y meé allí mismo. Fue espectacular. No recuerdo una meada tan larga. El río de meados serpenteaba por todo el garito. Nos cogimos de la mano y salimos a la calle. Yo aun tenía la polla fuera, hecho que me di cuenta cuando gritó una mujer al vérmela en la calle. Después de todo esto la cabalgué salvajemente y echamos un pedazo de polvo. Bueno, miento. Fueron tres, pero es que a mí no me gusta presumir de ello.