Esto de ser un marginal es una mierda. Y si encima tienes amigos que te meten en compromisos, más todavía. Yo tengo una amiga que hace sus pinitos en… la verdad es que no sé cómo calificarlo; dejémoslo en garabatear páginas con poesía. Y claro, mi amiga tiene amigos que se dedican a eso mismo que de vez en cuando se reúnen para dar recitales, conferencias, en fin, escusas banales para luego comerse unos canapés regados con vino con los dineros de cualquier subvención local. Yo no me quejaría si no me metiera en sus mamonadas, pero la muy hija de su madre insiste en que debo ir con ella a esos “happenings” como le gusta llamarlos, para que me culturice y tal. Como si no tuviera bastante cultura con lo que leo y cago, que encima quiere que aguante la tabarra de esos mindundis de tres al cuarto. Siempre me he escaqueado con mil y una escusas, pero el repertorio se me ha agotado el día que ella misma presenta sus escritos. Me cago en todo, bendita la hora que se me ocurrió meterle un par de polvos a la niñata, pero se ha encaprichado conmigo y no me queda más remedio que acceder. Si después de tragarme todo este asunto no follo con ella, la mando a tomar por culo. Son las cinco y he quedado a las siete. Me queda tiempo de sobra para arreglarme. Me voy a poner la camiseta rosa que pone en letras grandes “If asshole, eat my cock”. Yo creo que es poesía, los vaqueros negros y para dar un toque intelectual me pondré las botas con las punteras de acero.
Las siete. Ding Dong.
-Hola guapísima.
-Pero, pero, ¿tu no pensarás ir así, no? ¿aun no te has cambiado, verdad?
Maldito género femenino, pensé, siempre imponiéndonos cómo o qué hacer.
-Claro, ¿no estoy bien?
-Hombre, para ir a quemar cajeros automáticos, estás cojonudo, pero para ir a mi lectura de poesía desde luego que no. Y no pienses por un momento que te voy a dejar ir vestido de esa manera tan “peculiar”, amigo, así que ya te estás cambiando.
Maldita sea, cambiarme otra vez, con la pereza que me da. -¿Y según tu, qué me pongo?
-Ponte los vaqueros azules, esos que te hacen un culo tan bonito y la camisa blanca ajustada, la que te marca pectorales.
-Si, bwuana.
El Happening de los huevos.
Bueno, ya estamos aquí. Que rara va vestida la gente. Aquí hay más camisetas de rayas que en una prisión. Y tienen que estar todos o más cegatos que un topo o ser solidarios con la causa óptica, porque todo Dios lleva gafas. Y qué curioso, ninguna es de montura metálica, todas son de plástico o como demonios se llame ese material. Y que posturas más raras tienen. Parecen modelos de un gran almacén.¿ Y por qué llevaran todas las tías bufandas? Pero si estamos en abril. Y todo Dios fuma. ¿Y por qué fruncen el ceño cuando le hablan? ¿Seguro que estoy en el planeta Tierra? ¿Y esta tía dónde cojones se ha metido? Ah, ahí está. Parece la única habitante de mi planeta. Bueno, parece que alguien se acerca al micrófono. Veremos de que van estos marcianitos.
-Hola, hola. ¿Me se oye? Jajajajaja, es broma, mis queridos discípulos de las barcas del rocío pragmadiano. Hoy es un día especial, un día en el cual nuestros amigos, verdaderos artistas de la poesía más viva de nuestro tiempo pero que seguimos en los circuitos underground porque ninguna editorial sabe apreciar el verdadero arte que brota de nuestros sentimientos más profundos, ¿verdad amigos? (aplausos) pero es en estos circuitos donde brilla el halo de luz más esperanzador que haya visto cuna alguna, nuestros bardos amigos, aquellos que por el simple hecho de sentir su arte volar por entre los oídos de los aquí presentes ya se sienten reconfortados, porque lo que es cobrar, no cobran, jajajajajaja (el público rie). Sin más dilación, que empiece a brotar el arte (aplausos).
Joder, joder, joder, que retahíla de gilipolleces que ha dicho el colega en un momento. Madre mía, dame fuerzas para aguantar este truño. Jodeeeer, ¿qué cojones es esto?, si parece una muerta en vida. Está más pálida que el papel con el que me limpio el culo. Madreeeeee, de esta fantasma no puede salir nada bueno.
-Buenas noches, hijos de la cruxificción. Como no tenemos mucho tiempo y somos muchos los que vamos a recitar nuestros poemas, voy a empezar ya. ¿Se me oye bien? (silencio generalizado) bien, voy a empezar:
Los cristales rotos me atraen
como la lechuga al caracol,
con ellos mi vida daré fin,
feliz con ellos seré pues.
Es fácil encontrarlos por doquier,
sólo has de mirar con inquietud
ya que no es mi aptitud más
que cortarme las venas con ellos
-Gracias (aplausos)
¿Pero esto que puñeta es? ¿De qué párvulo lo ha robado? Y la gente la aplaude… coño, si soy el único que no aplaude, pero vamos a ver, que soy ¿el único sincero de toda la sala? Y esta tía dónde cojones estará. Yo me voy de aquí. Al venir vi un bar donde me podré tomar trescientas cervezas que me haga olvidar este bodrio. Venga, ya sube otro. Este tiene pinta normalita. A ver con que nos sale.
-Hola, buenas noches, mi poema empieza así:
Dónde está mi cordura, dónde que no encuentro más que locura,
dónde está mi cintura, dónde que no encuentro más que gordura,
en los paseos que doy por la castellana un globo vi que se levantaba
alzado por el viento gravitaba como un átomo de materia infinita
que se consume en la profundidad de mis intestinos palestinos,
dónde está mi cabeza, dónde que no encuentro más que lefa,
los chicles son devorados con ansia transia pansia mansia,
dónde está mi cerebro, dónde que no encuentro más que cuernos.
El diccionario se come las palabras y devora los verbos y adverbios
mientras en china matan musarañas con seis patas.
Dónde está mi polla, dónde que no encuentro más que coño,
dónde está mi pie, dónde que no encuentro más que hiel.
-Gracias (aplausos)
Definitivamente yo no pertenezco a este planeta de subnormales. ¿Cómo cojones se puede aplaudir semejante vómito? Y mira, la gente le da la enhorabuena y le comenta que es un poema muy bueno, ¿pero qué coño comen esto marcianitos? Que les den por culo a todos, yo me voy al bar a ponerme hasta el culo de cerveza.
Cuando iba por la decimoquinta cerveza suena el móvil. Era Paula, que no me veía por ningún lado y que estaba a punto de leer su poema. Suspiré, me bebí lo que me quedaba de la cerveza del tirón, pagué y me fui a Marcianolandia a ver si ella era un poco más decente o igual de gilipollas que ellos. Crucé los dedos y pedí que el coño donde metí la polla fuera decente. Entré en Londres por lo ahumado del garito y me puse en el mismo sitio, al lado de los mismos notas, suspirando y esperando a Paula. Empezaron los aplausos y la coba a uno de ellos, de los marcianitos. Dios, que Paula no sea una marcianita también.
-Hola, buenas noches. Me llamo Paula y os voy a leer mi poema titulado “Corrupción”. Se lo dedico a Marcos, que ha venido acompañándome.
Tierra trágame.
Corrupción no es solo que te den dinero bajo cuerda
O mangar de las arcas de tal o cual. Corruptos sois
Vosotros, que componéis una mierda pinchada en
Un palo y os dais palmaditas en la espalda creyéndoos
Superiores.
So atajo de gilipollas. Que ya tengo contrato con una editorial porque escribo poemas de verdad. Que os den por el culo.
En ese momento no me podía creer lo que estaba pasando, y mezcla por la borrachera, mezcla por las cervezas que bebí, tenía unas ganas enormes de mear. No hice otra cosa que ponerme al lado de ella, coger el micrófono y decir:
-Hola marcianitos, soy el Tomás que ha venido acompañándola. Y me meo en todos vosotros. Y me saqué la polla y meé allí mismo. Fue espectacular. No recuerdo una meada tan larga. El río de meados serpenteaba por todo el garito. Nos cogimos de la mano y salimos a la calle. Yo aun tenía la polla fuera, hecho que me di cuenta cuando gritó una mujer al vérmela en la calle. Después de todo esto la cabalgué salvajemente y echamos un pedazo de polvo. Bueno, miento. Fueron tres, pero es que a mí no me gusta presumir de ello.